En la zona más oriental de Eslovaquia hay un montón de pequeñas iglesias de madera, que son el resultado de la mezcla de culturas polaca, eslovaca y ucraniana. No recuerdo el nombre del pueblecito donde tomé esta foto, pero la iglesia era del siglo XV, de la confesión griega católica y estaba a escasos kilómetros de la frontera polaca. Si quieres visitarlas tienes que buscar a la persona que tiene las llaves, y una vez dentro sientes pura emoción espiritual.
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